“Cuando alguien te quiere bien de repente ya no podes
concebir que te quieran para el orto. Porque ese es el problema, no que no te quieran.
El que no te quiere te deja en paz. El que te quiere mal te lleva y te trae y
te marea horrible. Déjame el mareo de la gilada de las mariposas en la panza
del que me quiere bien.
Es que cuando te quieren bien, aprendes a quererte un
poco más vos mismo. Porque no solo sos bueno para alguien, sino que una buena
vez en la vida elegiste bien, y tu cabeza y tu alma se entendieron. Esa
coincidencia es más difícil que cualquier otra…”
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