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Mostrando entradas de enero, 2015
Ojalá algún día estés aquí cuando sienta todo el peso de este mundo encima de mis hombros, y quieras salir corriendo. Conmigo.

La tregua.

"El me daba la mano y no hacia falta más. Me alcanzaba para sentir que era bien acogida. Más que besarlo, más que acostarnos juntos, más que ninguna otra cosa, el me daba la mano y eso era amor." MB
[De repente todo se vuelve tan simple que asusta. Perdemos las necesidades, se reduce el equipaje. Las opiniones de los demás, son realmente de los demás, incluso si son sobre nosotros; no importa. Abandonamos las certezas porque ya no estamos seguro de nada. Y no nos hace falta. Vivimos de acuerdo a lo que sentimos. Dejamos de juzgar, porque ya no hay bien o mal, sino mas bien la vida que eligió cada uno. Finalmente entendemos que todo lo que importa es tener paz y tranquilidad, es vivir sin miedo, es hacer lo que alegra el corazón en ese momento. Y nada mas. Cuando descubrimos todo eso es cuando llega la satisfacción plena aunque breve. La verdadera felicidad.]
Asi, verte de lejos, definitivamente. Tú vas con otra mujer, yo con otro hombre. Y así como el agua que brota de una fuente, aquellos días ya no pueden volver. Así, verte de lejos y pasar sonriente. Como quien ya no siente lo que sentía ayer, y lograr que mi rostro se quede indiferente y que el gesto de hastío parezca de placer. Así, verte de lejos, y no decirte nada. Ni con una sonrisa, ni con una mirada, y que nunca sospeches cuánto te quiero así. Porque aunque nadie sabe lo que a nadie le digo, la noche entera es corta para soñar contigo y todo el día es poco para pensar en ti. JAB
¿Cuándo se deja de querer a alguien? ¿Cuál es la línea divisoria que separa el calor del frio, el sexo del vómito, la felicidad de estar vivo y la rabia de no haber muerto?
<< El amor nunca se malgasta, aunque no te lo devuelvan de la misma manera que mereces o deseas, déjalo salir a raudales. Abre tu corazón y no tengas miedo de que te lo rompan, los corazones rotos se curan, los corazones protegidos acaban convertidos en piedra. >>

@carloshopesix

“Un tiempo para ti y para mí. Para eso que nunca llegamos a terminar.  Porque hoy la música me pone triste y porque sí. Tú me acaricias como siempre desde el escalofrío y yo pienso en si las hormigas harán planes. No importa porque nuestras pieles se conocieron en un país extranjero y mojaron sus pellejos en el Guadalquivir. Eso hace que te lleve siempre como mía a mi espalda. Contigo o sin ti. Así que vete diciéndole al de turno que tienes un polvo anual con tu pasado al que no estas dispuesta a faltar porque ya existía antes que sus manos.”
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Quizá no era amor, tal vez, era esa pequeña necesidad de sentir algo diferente. Algo que marcara mi vida por un momento.

Todos queremos ser de alguien.

Y yo creo que es muy cierto. Aunque a simple vista lo neguemos, sabemos que inconscientemente queremos mostrar de quien somos o de quien queremos ser . Y no me refiero a que alguien te diga “sos mia/o” y viceversa. Es una cuestión de intenciones, de demostraciones o por qué no, una muestra de amor. Porque nos fascina la idea de saber que alguien nos cuida de las cosas que tememos, que nos abraza cuando lo necesitamos, que nos piensa en algún momento del día, que nos menciona como propio, como un regalo de la vida, como aquello que deseamos alcanzar y finalmente es nuestro. Todos queremos ser de alguien. Y no hablo simplemente de una pareja, sino que también puedo contarte cuantas veces dije que era de mi papa y no de mi mama (típica escena familiar). Porque de alguna manera a eso nos lleva el amor, a correr el riesgo de entregar una mitad de si para que otro la conserve, para que la aprecie, para que la desee, para que día a día esa parte se riegue, se ame y se mantenga con vida. Y l