Cuando somos niños caemos hasta que aprendemos a levantarnos. Hoy, sin embargo seguimos cayendo, no por no saber, sino por saber demasiado y perder la inocencia que alguna vez nos hizo ser personas.
Perdemos mucho tiempo buscando explicaciones a problemas sin sentido y nos olvidamos de las cosas mas simples de la vida, como era antes tropesar, levantarse, no llorar y volver a intentar.




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