Hoy es el día del niño y siento que por
alguna razón la vida quiso que yo leyera justo hoy este texto que voy a dejar a
continuación. Al leerlo, quizás, muchos podrían llegar a pensar en alguien
especial, una persona que estén conociendo, una pareja o un amigo. En mi caso sentí
que este texto me lo mandó mi “yo” de niña, como si lo que relata la serie Dark
fuera real. Que todo está conectado y que el principio, en realidad es, al
mismo tiempo, el fin. Que de alguna manera, el presente, el pasado y el futuro
son uno.
“No me interesa saber cómo te ganas la vida.
Quiero saber lo que ansías, y si te atreves a soñar con lo que tu corazón
anhela.
No me interesa tu edad. Quiero saber si te
arriesgarías a parecer un tonto por amor, por tus sueños, por la aventura de
estar vivo.
No me interesa qué planetas están en
cuadratura con tu Luna. Quiero saber si has llegado al centro de tu propia
tristeza, si las traiciones de la vida te han abierto o si te has marchitado y
cerrado por miedo a nuevos dolores. Quiero saber si puedes vivir con el dolor,
con el mío o el tuyo, sin tratar de disimularlo, de atenuarlo ni de remediarlo.
Quiero saber si puedes experimentar con
plenitud la alegría, la mía o la tuya, si puedes bailar con frenesí y dejar que
el éxtasis te penetre hasta la punta de los dedos de los pies y las manos sin
que tu prudencia nos llame a ser cuidadosos, a ser realistas, a recordar las
limitaciones propias de nuestra condición humana.
No me interesa saber si lo que me cuentas es
cierto. Quiero saber si puedes decepcionar a otra persona para ser fiel a ti
mismo; si podrías soportar la acusación de traición y no traicionar a tu propia
alma…
Quiero saber si puedes ver la belleza, aun
cuando no sea agradable, cada día, y si puedes hacer que tu propia vida surja
de su presencia.
Quiero saber si puedes vivir con el fracaso,
el tuyo y el mío, y de pie en la orilla del lago gritarle a la plateada forma
de la luna llena: «¡Sí!».
No me interesa saber dónde vives ni cuánto
dinero tienes. Quiero saber si puedes levantarte después de una noche de
aflicción y desesperanza, agotado y magullado hasta los huesos, y hacer lo que
sea necesario para alimentar a tus hijos.
No me interesa saber a quién conoces ni cómo
llegaste hasta aquí. Quiero saber si te quedarás en el centro del fuego conmigo
y no lo rehuirás.
No me interesa saber ni dónde ni cómo ni con
quién estudiaste. Quiero saber lo que te sostiene, desde el interior, cuando
todo lo demás se derrumba.
Quiero saber si puedes estar solo contigo y
si en verdad aprecias tu propia compañía en momentos de vacío.”
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