Últimamente, vengo sintiendo cierta curiosidad por personas que son completamente opuestas a mi forma de ser, incongruentes con mis ideales y convicciones, distintas en cuanto a hábitos, inclinaciones y actitudes. Alguien dirá: “incompatibles”, yo diría “semejantes”. No quiere decir que antes no se me ocurría pero si reconozco que uno naturaliza ciertas formas de relacionarse. La cuestión es que desde hace unos meses y por alguna razón, decido prestarme atención. Presto atención porque, también, desde hace unos meses vengo meditando. Meditar, quizás para vos sea una pavada que no sirve para nada, pero puedo asegurarte que en mí, algo internamente, empezó a cambiar. Como si, ejercitar la respiración me haya ayudado a ejercitar la mente, a ordenar mis pensamientos, a educar mis prejuicios, a clarificar mis sentimientos. Como si, ejercitar la respiración me haya ayudado a escuchar-me, aun lo que no me atrevía a escuchar. Como si, ejercitar la respiración, me haya sacado el pie del acelerador. Como si, ejercitar la respiración me haya hecho reconciliar con mi parte más oscura, la que cada tanto, cuando se le/me antoja aparece (pero entendí que es parte de mí). Como si una cierta armonía, de a poco, me empezara a abrazar. Qué se yo, imagínatelo como quieras…
Por primera vez, siento que estoy haciendo un trabajo interno que, por supuesto, lleva su tiempo, pero que se siente bien y me da confianza. Lleva tiempo darse cuenta que cuando las cosas no salen como esperas, la solución no es buscarle un culpable a la vida y tampoco dejar pasar el resto del día enojada con anda a saber qué/quién. Me va a llevar tiempo amigarme conmigo pero sé que voy por buen camino.
De repente, empecé a tomarme un minuto para todo. Un minuto, que puede evitar una reacción desagradable, una decisión equivocada o una situación totalmente innecesaria. Por ejemplo, me pasa mucho en Instagram, de seguir a gente que no concuerdo en lo más mínimo pero que, con el tiempo, descubrí qué tipo de interés me despertaba. Podía ser sobre su contenido, sobre la forma de escribir, sobre si eso que generaba me hacía reír, etc. Y quizás, en otro momento seguro hubiera dejado de seguir. En la facultad, también, conocí personas que tienen una mirada absolutamente lejana a la mía, sobre la vida y sobre un montón de aspectos, y sin embargo, comprendí que tener dichos vínculos y valorarlos, no siempre, son los que reúnen las mismas cualidades y propósitos que uno.

Comentarios

  1. es lo lindo de poder discrepar y no dormirse en el rechazo. Aguante darle espacio de reflexion a todo eso que ni ahí se nos pegaría en la cabeza. está bueno como parte del entendimiento, nos acerca al otro más que cualquier cosa. O por lo menos me gusta pesar eso.
    unos saludetes!

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    1. Ojala todos intentemos "eso", acercarnos al otro desde otro lugar. Gracias por mensaje!

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