Lo curioso de todo ésto es que es una situación totalmente contradictoria. Eres la persona a la que digo que quiero echar de mi vida, pero a la vez eres la única persona que me hace sentir que valgo algo últimamente. La única persona que de verdad me demuestra día a día que quiere saber cómo me ha ido el día y que quiere escuchar mis problemas y mis cosas divertidas. La única persona que me ha llamado ésta semana. Y éso debería valer. La gente está muy ocupada con su vida. Y tú, tú también estás ocupado pero aún así te encanta buscar huecos para mí. Te esfuerzas por conocerme aunque yo no te deje. De alguna manera, aunque me muestre distante, te necesito. Y éso, se supone, que debería bastar. Egoístamente hablando, claro.
Una de las frases que me llevo de este año es sin dudas: “estar en el lugar indicado en el momento indicado”. Porque así fue como apareciste, porque en ese entonces no tenía claro qué nos unía y por qué después de tantos años la vida nos juntaría. Algo nos tenía preparado, solo bastaba el momento indicado… Qué me iba a imaginar que me iba a enamorar de vos. Qué iba a pensar que me ibas a sanar. Porque yo estaba mal, porque tenía que pasar ese momento, y en ese momento no estaba preparada para nada ni con ánimo de estar acompañada. No tenía ni idea del poder que podía llegar a tener los abrazos de una persona. Los besos. Estoy segura que era algo que deseaba pero no en ese momento. Y lo lograste, todavía no se como lo hiciste. Como lo haces. Me transformaste, para bien. Me reconstruiste. Me escuchaste. Me escuchas. Me haces mejor. Sacas lo mejor de mi, ya te lo dije. Se me ocurren tantas cosas para decirte que ni yo me puedo creer lo que conseguiste. Siento el corazón abierto de...
Comentarios
Publicar un comentario