Aprendí
que el tiempo no cierra pero ayuda a sanar. Aprendí a escuchar cuando oí silencio.
Aprendí a pedir perdón cuando me di
cuenta del error. Aprendí a levantar la cabeza cuando sentí odio y aprendí
a llorar cuando me di cuenta de que no valió la pena. Aprendí a reír cuando
soñé con tu sonrisa. Aprendí a recordar
cuando entendí que todo vale la pena. Aprendí que a veces no termina, que
cambia de forma. Aprendí que nada es tan malo y que me gusta caminar en una
carrera. Aprendí que hay que rodear y llegar al otro lado para darse cuenta de
que siempre es lo mismo. Aprendí que los amores eternos pueden terminar en una
noche, que grandes amigos pueden volverse grandes desconocidos. Aprendí que
nunca conocemos a una persona de verdad, que todavía no inventaron nada mejor
que el abrazo de mamá. Aprendí que el que quiere puede y lo consigue. Aprendí
que a veces el que arriesga no pierde nada y que perdiendo también se gana.
Una de las frases que me llevo de este año es sin dudas: “estar en el lugar indicado en el momento indicado”. Porque así fue como apareciste, porque en ese entonces no tenía claro qué nos unía y por qué después de tantos años la vida nos juntaría. Algo nos tenía preparado, solo bastaba el momento indicado… Qué me iba a imaginar que me iba a enamorar de vos. Qué iba a pensar que me ibas a sanar. Porque yo estaba mal, porque tenía que pasar ese momento, y en ese momento no estaba preparada para nada ni con ánimo de estar acompañada. No tenía ni idea del poder que podía llegar a tener los abrazos de una persona. Los besos. Estoy segura que era algo que deseaba pero no en ese momento. Y lo lograste, todavía no se como lo hiciste. Como lo haces. Me transformaste, para bien. Me reconstruiste. Me escuchaste. Me escuchas. Me haces mejor. Sacas lo mejor de mi, ya te lo dije. Se me ocurren tantas cosas para decirte que ni yo me puedo creer lo que conseguiste. Siento el corazón abierto de...
Comentarios
Publicar un comentario