Ni el amor, ni los encuentros
verdaderos, ni siquiera los profundos desencuentros, son obra de las
casualidades, sino que nos están misteriosamente reservados. ¡Cuántas veces en
la vida me ha sorprendido como, entre las multitudes de personas que existen en
el mundo nos cruzamos con aquellas que, de alguna manera, poseían las tablas de
nuestro destino, como si hubiéramos pertenecido a una misma organización secreta,
o a los capítulos de un mismo libro! Nunca supe si se los reconoce porque ya se
los buscaba, o se los busca porque ya bordeaban los aledaños de nuestro
destino.
“El peor sentimiento es no saber si esperar un poco más o rendirse”
Y así me encuentro hoy, que situación de mierda te digo. Así como también me contradigo, y te digo que no quiero dejarme atrapar por esto, por más frustrada que me sienta. No creo en los malos o buenos momentos. Creo en las experiencias más o menos dolorosas, que son necesarias de la vida. Que estos puntos de inflexión siempre nos sirven para algo, y de ello algo siempre se aprende. Por eso me refugio acá, para desplegar un abanico de sentimientos y de experiencias que voy teniendo. De las que trato de aprovechar y generar el impulso necesario para sacar lo mejor de mi. Creo que a veces necesitamos un giro de tuerca, para avanzar en el modo que creemos oportuno y que nos hace felices. No quiero temer a la tristeza, ni tampoco dejarme llevar por la amargura, no de modo devastador. No hay que temer al cambio, ni a los recuerdos. Hoy, tacho un día más, elijo seguir luchando. Tarde o temprano la vida te hará dar cuenta que es lo que merece la pena o no…
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