Y ya estamos a Junio. Mitad
de un año que en mi lugar empezó como quien dice: “mejor imposible” y después la
pendiente hacia el momento mas insoportable e interminable para un deportista:
la lesión. Es que a veces deliro con ganas de ir al psicólogo para contarle
como influye en mi vida el palo y la bocha. Después caigo de patética que quedaría
y se me pasa. Aunque todavía sigo en la lucha. Cuando deportivamente estoy mal,
instantáneamente todo lo demás, no importa el estado, esta mal. Y lo que esta
mal es pensar que ese “demás” este mal. Porque se que no es asi, pero no lo
puedo manejar. Y es un desafío diario que tengo, así como el de querer ser
mejor que ayer. Paciencia.
“El peor sentimiento es no saber si esperar un poco más o rendirse”
Y así me encuentro hoy, que situación de mierda te digo. Así como también me contradigo, y te digo que no quiero dejarme atrapar por esto, por más frustrada que me sienta. No creo en los malos o buenos momentos. Creo en las experiencias más o menos dolorosas, que son necesarias de la vida. Que estos puntos de inflexión siempre nos sirven para algo, y de ello algo siempre se aprende. Por eso me refugio acá, para desplegar un abanico de sentimientos y de experiencias que voy teniendo. De las que trato de aprovechar y generar el impulso necesario para sacar lo mejor de mi. Creo que a veces necesitamos un giro de tuerca, para avanzar en el modo que creemos oportuno y que nos hace felices. No quiero temer a la tristeza, ni tampoco dejarme llevar por la amargura, no de modo devastador. No hay que temer al cambio, ni a los recuerdos. Hoy, tacho un día más, elijo seguir luchando. Tarde o temprano la vida te hará dar cuenta que es lo que merece la pena o no…
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