Como me gustan estos ratitos en los que puedo aprovechar y escaparme para acá. Si me preguntabas hace una semana como estaba te iba a responder una sarta de cosas desagradables. Sin embargo, hoy siento que mi cabeza dio un giro de 360 grados. Uno de los defectos que tengo es pensar excesivamente todo, mantener en aceleración constante mi cerebro, no darle un descanso, un día libre, un feriado. Pretender que así, no se ahogue. Pero hace unos días, me di cuenta que gracias a este defecto (hoy descubro una virtud) llegue a una tregua conmigo misma. Logre charlar y reflexionar con mi alguien interior de tal manera, que sin esa vorágine en la que vive mi cerebro las 24 hs del día, no se si hubiese sido posible. O tal vez si pero no se si hubiese llegado al mismo objetivo. Resulta que mi comienzo de año no fue el esperado, como ya lo comente en algún momento. Realmente me sentía frustrada, y no hasta hace mucho, repito. La pase mal, buscaba una explicación, un “¿por que a mi?”. Yo, la partidaria numero uno de que las cosas suceden por algo, y que de un momento malo se trae algo bueno, y que lo bueno siempre espera adelante, y que no queda otra mas que ser perseverante con lo que uno quiere, y un montón de frases bonitas que encontramos en todos lados pero que pocos las sienten. No me podía permitir ir contra eso que siempre apoye y que mantengo ferviente cada vez que quiero algo. Pero estos meses me lastimaron, me dolieron y me sentí tan inferior que por un momento pensé que me convencía. Si, fue tanta la desilusión que tenia que mi autoestima casi la pierdo. Ojo, no quiere decir que hoy este 0 km, pero puedo sentir como poco a poco vuelvo salir.
En este tiempo no solo me amargue, me enoje o llore. También, en ocasiones me la agarre con gente que no tenía nada que ver, con o sin razón pero que si lo manejaba de otra manera, hablando como saben que hago hubiera ahorrado bastantes disgustos. El mal momento me sirvió para recapitular, para darme cuenta que la culpa no la tiene quien o que, y que si seguía empecinada buscando esa respuesta me iba a hundir sola. Que me estaba equivocando y que nadie me iba a ayudar, porque si hay algo importante que de esto saque, es que en la mala son unos pocos los que siguen apostando por vos, y el resto ya no. Enseguida pasas a segundo plano, en un pestañeo. Por eso si yo quería volver a sentirme valorada, primero tenia que volver a mi eje. Hablar conmigo, valorarme y confiar mas que nada en mí. Porque había llegado a un punto en el que no sacaba ni mi propia confianza.
Hoy, gracias a mi dios, estoy bien. Encaminada para ir contra aquello que siempre me propuse en buena fe y de forma disciplinada. Con mi cabeza en dirección a pequeños objetivos y con un gran hambre de buenos momentos y crecimiento. Amen 

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