Dicen que todo vuelve, y
aquí estoy. Primer año de carrera: feliz y abrumada. Me gustaría volver a
tener esos ratitos en los que hablaba conmigo por acá. Pero bueno, no hay mal
que por bien no venga.
Algo de alguien, que no todos conocen (yo tampoco) pero
que me estremece cada vez que la leo…
“La vida es bella, aun cuando en los pliegues de su
manto tengo algún descosido o algún enganchón, creo que todo se debe a su uso y
en el fondo, es tan fácil como zurcirlo y enmendarlo para volverse a cubrir.
Nunca me ha importado sufrir, siempre creo que los grandes aprendizajes
conllevan mucho esfuerzo y como en toda lucha, puede que exista el dolor y no,
no me importa derramar lágrimas si creo firmemente en que estoy haciendo lo
correcto y si sigo siendo fiel a mi misma. Las pruebas son meros trámites para
seguir el camino y los guijarros del camino que hacen tropezar siempre se
convierten en bonitas anécdotas. Creo en mi potencial y a pesar de que todo no
sea tal y como me gustaría, no ceso en mi esfuerzo de seguir hacia adelante
aunque desconozca el rumbo. Aprendí a derrochar amor por los cuatro costados
porque no entiendo un camino sin amor. Es la clave. No me importa dejar atrás
todo aquello que me suponga un lastre aunque me dé lástima. Yo siempre miro
hacia adelante y siempre pienso que me deparan cosas buenas aunque en ocasiones
lo observe todo oscuro y gris, es circunstancial. Todo llega y todo pasa. Lo
importante es atesorar lo bueno y desprenderse de lo innecesario. La confianza
es la clave, el optimismo y la alegría. Y vivirlo todo, vivirlo a lo grande, si
es que hay que vivirlo.
Y sigo pensando que me fascina notar como mi
corazón late aquí debajo de forma mágica, el solito y que soy capaz de ordenar
a mis extremidades a que se muevan, que soy capaz de generar ideas desde mi
cerebro y darles forma, convertirlas en un objeto o una imagen. Y me quedo con
eso, con lo bueno de la vida, porque siempre es cosas buenas. A pesar de que en
ocasiones creamos que nada tiene sentido, lo tiene, aunque sea demasiado pronto
para poder resolverlo.
Todo pasa por algo.”
Alejandra Remon
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