Yo quiero tu vida
y la mía
cogiéndose de la mano,
trazando dos caminos de tierra,
tan diferentes
y tan siameses,
que cuando miremos atrás nos riamos
de lo que pudo haberse caído
o roto,
nos abracemos con fuerza
y me digas bajito
que cuando una verdad se quiebra
están mis ojos
para volver a convertirte en un poema.

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