Los días me duelen y las noches me
hacen llorar. La ansiedad se apodera de mi, la garganta se me cierra y la comida
no la puedo digerir. Llevo tiempo siendo infeliz y los ratos mas felices no los
logro distinguir. Mientras escribo, la piel de mi cara se descama, las lágrimas me arden y la historia se vuelve a repetir. Vivo con las ganas de escapar cada vez que voy a un lugar y al mismo tiempo no quiero estar en ningún lugar. Mama finge estar
preocupada y habla con el entorno (menos conmigo). Algo tengo. Papa en su
mundo, parece no darse cuenta de lo que sucede alrededor (tampoco habla conmigo).
Los hermanos están afuera, están salvados. Las personas me hablan pero no logro
atenderlas. Mi mente viaja pero no sé a dónde. La sonrisa no se asoma hace dias y la gente se empieza a molestar. Las cosas me dejaron de interesar. Me duele el pecho, también la vida. Algo tengo.
Una de las frases que me llevo de este año es sin dudas: “estar en el lugar indicado en el momento indicado”. Porque así fue como apareciste, porque en ese entonces no tenía claro qué nos unía y por qué después de tantos años la vida nos juntaría. Algo nos tenía preparado, solo bastaba el momento indicado… Qué me iba a imaginar que me iba a enamorar de vos. Qué iba a pensar que me ibas a sanar. Porque yo estaba mal, porque tenía que pasar ese momento, y en ese momento no estaba preparada para nada ni con ánimo de estar acompañada. No tenía ni idea del poder que podía llegar a tener los abrazos de una persona. Los besos. Estoy segura que era algo que deseaba pero no en ese momento. Y lo lograste, todavía no se como lo hiciste. Como lo haces. Me transformaste, para bien. Me reconstruiste. Me escuchaste. Me escuchas. Me haces mejor. Sacas lo mejor de mi, ya te lo dije. Se me ocurren tantas cosas para decirte que ni yo me puedo creer lo que conseguiste. Siento el corazón abierto de...
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